sábado, 11 de diciembre de 2010

Tener una vida.



Tener una hora para dormir
tener un cigarrillo
una hoja de papel
un esmalte de uñas rojo
Tener un ser humano a quien ver morir
y un verdugo susurrando detrás.
Despertarse y pensar que tengo que llamarlo.
Comer y acordarse que otro no lo hace
Masticar el incómodo boceto de la noche anterior
Tener una vida.
unas monedas para el colectivo
Tener las palabras, siempre.
El fuego de lo ajeno.
No muestro sagrada humanidad
pero a veces creo que hay bondad
y entonces duermo.
Me duermo, otra vez
pensando en que tengo que llamarlo.